Páginas

martes, 20 de mayo de 2014

APUNTES SOBRE LA FUERZA DE LA NEGATIVIDAD Y DEL DESIERTO COMO PAROXISMO DE LO POSITIVO Y NEGATIVO

Apuntes extraídos del libro
Filosofía de la tension: realidad, silencio y claroscuro
de Ignacio Izuzquiza 2004

“es solo el silencio el que construye cosas importantes”

En los pliegues del sentido común descubrimos que bajo la apariencia de lo mas ordinario suele encontrase también lo mas extraordinario


Sobre la sensibilidad

…la sensibilidad es el órgano del matiz, la levedad, la transparencia; pero también lo es de la variación y de la inseguridad.

La sensibilidad se asemeja al deseo. Todo verdadero deseo es intranquilo y tan abierto como lo es la sensibilidad. El deseo es una “tensión” radical, un “intranquilidad sustancial, una irritabilidad constante que acompaña a la mayoría  de los procesos creativos y está presente en gran parte de las situaciones vitales mas intensas. El deseo muestra una paradoja constitutiva que se aplica también a la “sensibilidad” nunca se sacia. Pues cuando el deseo es saciado, muere y queda aniquilado como tal. Por eso, el deseo es siempre tensión. Es testimonio de esa extraña satisfacción que tiene su fundamento en la “imperfección” y en la “incompletud”. p.33

La irritabilidad propia de los seres vivos es, en realidad, una forma de deseo…y en el ser humano, que por el hecho de poseer conciencia aumenta su urgencia.

La sensibilidad posee una extrema fuerza que es capaz de asentar certezas de difícil fundamentación.
El mas potente pensamiento es siempre un pensamiento originado por la sensibilidad. Del mismo modo que las grandes obras de arte y las grandes manifestaciones literarias son aquellas que dejan entrever la sensibilidad y han logrado traducirlas adecuadamente en ideas, colores, palabras o sonidos. p.35
Una mayor capacidad de sensibilidad hace mas exigente a quien la posee. Como si la flexibilidad que la caracteriza no fuera mas que un presupuesto para el rigor de selección que puede ejercer quien posea esa sensibilidad. Este rasgo, que posee un interesante componente especulativo, permite explicar por que quien posee una extrema sensibilidad se muestra exigente y parece intolerante. Es éste un rasgo que no se debe confundir con la pobreza perceptiva o con una escasez de estímulos. Pues esa exigencia dictada por la sensibilidad dará lugar a la mas rica amplitud de selección y a la mayor capacidad de percepción.
Cuanto mayor sea la sensibilidad que se posee, mayor será el descontento con la realidad concreta y con los estímulos inmediatos. Lo diré de un modo mas directo: quien posee una gran sensibilidad siempre estará insatisfecho, siempre será crítico, siempre estará de mal humor. A pesar de que se muestre en apariencia, como extremadamente tolerante, educado y siempre dispuesto a recibir novedades. La sensibilidad es un filtro elástico que hace muy exigente a quien la posee.  p.36


La sutileza del tiempo
La sensibilidad posee un largo proceso de de formación, semejante al de un proceso de sedimentación geológica. Del mismo modo que el subsuelo terrestre encierra una
historia de victorias y derrotas. En suma, en una sucesión de recuerdos, sentimientos y pasiones. En realidad, la sensibilidad siempre se está formando. Tan sólo en algunas etapas de la vida puede aparecer completa. Pero eso es solo apariencia: pues cuando la sensibilidad parece colmada es que se encuentra dispuesta a sufrir una nueva transformación.
La sensibilidad suele imponer una tiranía eficaz a quienes están dominado por ella.
No sabe de pausados análisis, no investiga cadenas causales, no admite esperas pacientes a la hora de admitir o rechazar cuanto se le ofrece. Muchas veces reniega de la urgencia de las reacciones que motiva y se arrepiente de ellas. En no pocas ocasiones, vuelve sobre sus propios pasos, pretendiendo admitir lo que en otros momentos ha rechazado. Sus aceptaciones o rechazos son repentinos, fulgurantes; parecen huérfanos de causalidad inmediata. La experiencia cotidiana ilustra bien este rasgo hay situaciones que desagradan sin aparente razón, personas que resultan atractivas a primera vista, colores que fascinan, sonidos amados. Sin saber bien por que. Y es que la sensibilidad introduce un vertiginoso y frenético vaivén de aceptaciones y rechazos, de afirmaciones y negaciones. Sin embargo, esto que parece ser una debilidad, tiene su arraigo en la tiranía de la sensibilidad. Una tiranía que, en tanto, se asemeja a la tiranía del “ser”. Pues, cuando se “es algo”, el ser se impone con una sutil e inevitable tiranía. p.37

Sensibilidad es irritabilidad, capacidad de reacción. Posee una compleja estructura, escapa a todo nombre que quiera aprisionarla y es extremadamente activa. Tiene traducciones múltiples en la vida cotidiana. Es lo mas animal y lo mas sublime. Es una explosiva combinación de racionalidad y pasión, de teoría y sentimiento. Pensar la sensibilidad permite también pensar cuanto de mas profundo y misterioso posee cuanto
 “es”.

El Desierto p.38

 El desierto ha sido siempre temido como condena: es lugar de exilios y meta de ostracismo. Pero también ha sido amado y buscado con ardor. Quien haya  poseído esta experiencia, podrá entenderlo. El desierto es luz abrasadora, silencio creador, fuente espejismos, monotonía que crea infinitas variaciones, sequedad de muerte que es contexto de vida  desbordante, contraste extremo, infinita melodía de soledad y silencio. el desierto es ausencia y vaciedad esencial. Es fuente de fascinantes paradojas. No es extraño que sea un ámbito propicio para la creación de grandes culturas, relevantes pensamientos y radicales transformaciones, El desierto parece ser una quietud que engendra la mayor inquietud. Pero ante todo es un estado y un modo de ser.

El desierto parece ser un preámbulo de todo pensamiento que se quiera radical…Puede ser una maldición, en ocasiones es un regalo. Es un ámbito de negación que genera las mas fecundas afirmaciones.

En el desierto se unen de modo fascinante necesidad y libertad. Hay desiertos que se imponen como castigo: suponen una grave condena. Pero, en ocasiones, el desierto es
objeto de deseo. Se desea entrar en el para gustar de la vaciedad o la ausencia. Entonces la ausencia deja de ser una maldición para convertirse en preciado descanso…
Vivir voluntariamente en el desierto es uno de los mas verdaderos y trágicos actos de libertad (en forma metafórica o literal según cada uno).
El desierto es un paisaje formado por soledades y luces, abismos y límites. Todos ellos son rasgos que suelen entenderse en forma negativa. Sin embargo, una atenta consideración de los mismos llega a dotarles de una extraña  positividad..
El desierto es soledad, ausencia de compañía. Pero el desierto es también el contexto necesario para pensar, en clave nueva, lo que sea la soledad. En el se muestran los rasgos esenciales de lo que sea la compañía, vivida como ausencia en el desierto. El desierto permite comprobar como la verdadera compañía permite resistir la soledad y debe, en el fondo, llevar a ella. es decir, dibuja un contenido positivo y siempre renovado de las exigencias de la soledad.

Desierto y Luz  p.40
El desierto es el reino de la luz pura. Pero esta luz parece encontrar su verdad en el amanecer y en el ocaso, son sus momentos mas reales, suponen el tránsito entre claridad u oscuridad. Es que la verdad del desierto se sitúa en la añoranza del día con el crepúsculo y el deseo de la aurora que ha dominado por la noche. Por eso el desierto no es solo el lugar de la luz pura, es mas bien el espacio donde se da la transformación de la luz. Al ser ámbito de la luz, deja entrever los mil matices que la luz es capaz de crear. Cuanto posea matices (Y este es un rasgo de la personalidad sensible) se asemejará a un desierto en el que la luz crea sus propios matices, como ocurre con el “ser”.

Desierto y sonido p.40
El desierto se quiere guardián del silencio. Sin embargo nunca hay ruidos tan refinados para quien sabe escuchar el silencio del desierto. Este peculiar silencio se halla construido con sonidos que parecen absorbidos en una armonía de silencios. En el desierto siempre triunfa el silencio organizado en melodía de mil tonos. El desierto permite escuchar el silencio. Es en el desierto donde puede entenderse que el silencio es todo menos muerte: es la verdad del ruido y del sonido. Y (ojo) un importante requisito para poder emplear el lenguaje. Pues parece preciso hablar mucho y agotar las posibilidades del lenguaje para llegar al silencio verdadero.

Desierto y vacio p.41
El desierto se iguala al vacío y a la ausencia mas radical. Tal es una de las causas del terror que inspira. Sin embargo, en el desierto, el vacío adquiere un carácter esencial, una personalidad propia, llena de miedos de pasmos y espantos siempre asociados al vacío. Esta personalidad que el vacío adquiere en el desierto es un requisito para considerar una nueva clave de toda forma de plenitud. Si se posee un vacío sustantivo , ya no es posible pensar la relación entre vacío y plenitud como una simple oposición (como conceptos contrarios): la plenitud debe volver a ser definida en términos de vacío y siempre lo exige. Con ello comienza una nueva vida no tanto para el vacío sino para la plenitud. La concepción de plenitud – lo lleno- es modificada por la experiencia del desierto.

Desierto, privación y placer  p.43
En el desierto, la privación, la austeridad, la renuncia, adquieren un sentido nuevo. Son requisitos exigidos para alcanzar la transformación necesaria para permitir vivir en el. El desierto obliga a refinar el sentido de la austeridad (y no dejarse tentar por la obligación de la abundancia, imposición extrema que establece esta sociedad capitalista) y encontrar para ella un vocabulario positivo, lleno de horizontes nuevos.
En el desierto el ascetismo-abandono del mundo y vivir en soledad- no supone tanto la renuncia total- entendido como algo negativo y lleno de privaciones (muchas veces que nosotros mismos nos la auto imponemos)- sino como un desinterés e imposibilidad de aceptar o acceder a placeres inferiores. Es decir, el desierto enseña que el ascetismo no supone !!la negación del placer!!, sino que exige el deseo de acceder a placeres superiores, por lo tanto nos convertimos en espirantes hacia placeres cada vez mejores. Enseña , a su ves, que este placer máximo exige la renuncia a ciertos placeres, digamos (y esto es mío) cutres. Quien sabe encontrar placer en el desierto, deberá ser necesariamente un asceta de los breves y pequeños placeres.

Desierto y Espejismos p.44
Tentaciones y espejismos son considerados  como paliativas de la presión a que somete el desierto. Son contrapuntos del desierto, son invitaciones a la huida ante la tensión que el desierto exige. Reflejan ilusorias compañías, luces equívocas, falsos silencios,
aparentes seguridades que quieren salvar del abismo. Las tentaciones invitan a una negación de la austeridad, presentando placeres de carácter inmediato que se ofrecen como mas fáciles de conseguir. Ofrecen plenitudes falsas y placeres de imitación. Sin embargo, las tentaciones son necesarias para que exista el desierto, esta es su verdad. Del mismo modo que es necesario que existan delitos y pecados para que la virtud exista.
El desierto es ámbito de espejismos que llegan a trastocar la sensibilidad. En el desierto, la sensibilidad es sometida a una presión extrema. Un espejismo es una modulación de la realidad que convierte en real lo que no tiene entidad alguna. Tal es el caso de los oasis imaginarios, de las conversaciones soñadas o de las ilusorias compañías. Los espejismos no soportan la ausencia: introducen lo lleno en lo vacío. Indican la extremada dificultad de vivir la ausencia y representan su verdadero dolor. Pero, al hacerlo, muestran el valor que supone mantener la ausencia que es siempre prólogo de las verdaderas presencias.

Desierto y paroxismo
El desierto no ahorra nunca momentos de desánimo, frustración, pérdida, agotamiento. Es siempre rico en riesgos y situaciones límite. Las provoca, las crea continuamente. Es en esa situación límite donde aparece la debilidad con toda su fuerza. Mejor dicho, los límites de la debilidad. Pues una situación límite es, precisamente porque muestra la frontera entre la debilidad y la fortaleza. El desierto muestra ese límite de forma esencial.

Desierto y transformación (epílogo)p.45
La experiencia del desierto es una experiencia fundamental, por que hace aparecer, en toda su fuerza y en toda su tensión, la situación de debilidad y desamparo, Pero no basta con advertirlo, pues el desierto realiza una transformación de esa debilidad suprema. Convierte a la debilidad en extrema riqueza, De ahí que el desierto sea un ámbito que permite la transformación de la debilidad de la fuerza. Una fuerza que motiva la búsqueda de placeres superiores, que transforma límites establecidos y va mas allá de ellos. Es una fuerza superior, que desprecia pequeños poderes inferiores. El desierto es el ámbito de formación  de experiencias heroicas.
En el desierto. la vida triunfa sobre la muerte al precio de las mas profundas conversiones. Desconfiemos de las conversiones que no hayan surgido en el desierto: son comunes en todas las épocas y, por supuesto lo son en la nuestra. Pero, el pasmo de una verdadera conversión participará siempre del pasmo del desierto. De su carácter excepcional. En el desierto nuevos  y extraños sentidos acompañarán a la necesidad de sentir en clave renovada.

“EL DESIERTO ES UN ESPACIO DE AUSENCIAS CARGADA DE PRESENCIAS”

Apuntes realizado por Roberto Lopez Derpich,
al que la vida lo transformó en Beduino

viernes, 2 de mayo de 2014

ATEO CONVENCIDO


La expresión “Ateo convencido” es una contradicción, la expresión “soy un creyente convencido” si que es pertinente.

Cuando se es Ateo, no tiene sentido que se añada la expresión convencido, por que es una contradicción de términos, ya que ser ateo significa exactamente eso, no tener convicción, se es simplemente ateo, agnóstico, escéptico, nihilista, decir "ateo convencido" es algo así como decir soy “agua mojada”.

La gente que cree en algo, un Dios, un mas allá, el cielo o el infierno, necesariamente han tenido que desarrollar un proceso de convicción que le ha llevado a creer, de hecho se denominan creyentes.

Una de las grandes posibilidades que tiene ser creyente, es acceder al privilegio de la energía que supone la “fe”, que es una forma superior de “creer”, la que se traduce en una canalización de energía. La gente que tiene “fe” se desenvuelve con una ventaja cuantitativa en relación al agnóstico, de hecho las culturas que canalizan en forma ferviente la energía de la “fe” han demostrado un poderío sustancial con respecto a fórmulas ateas y agnósticas de funcionar, el ejemplo contemporáneo mas importante es el desarrollo y esplendor que ha conseguido un país profundamente religioso como es EEUU, y ese que el elemento energético adicional que se pone en funcionamiento, que es la “fe”, se constituye como un potente mecanismo que permite alcanzar metas.

El que Es ateo, agnóstico, escéptico, nihilista, todos conceptos relacionados, se mueve con una especial desventaja, al no poder depositar sus aspiraciones y propósitos en las manos de poderes superiores, que supuestamente le abren caminos y lo sostienen en momentos de dificultad. El ateo, agnóstico, escéptico, nihilista está sometido a la responsabilidad de sus actos y a que sus aspiraciones descansen todas solo sobre el.

En realidad el Agn,At,Nhi,Escp solo se mueve entre dos parámetros posibles, uno, es bajo el peso de su propio trabajo, algo que de por si supone un desgaste extremo, o sino, puede esperar a la aparición de la "casualidad", que es un rasgo de la realidad, de la naturaleza.

La “casualidad” tiene una característica fundamental, y es que simplemente aparece, no tiene vocación de ser producida por cadenas causa / efecto, por proceso de desarrollo, la casualidad pura, simplemente aparece, es decir el componente esencial de la casualidad es ser original, entendido no solo como novedoso, que seria una descripción muy pobre, sino como “Origen”.

En este sentido la “casualidad original” coincide con el pensamiento de los antiguos griegos en donde situaban el fenómeno del arte, El que lo entendían como una forma de aparición, algo que aparece de la nada, estaba cerca del “origen” y de ahí la dimensión “original” del arte.

Para los griegos el “artista” era en realidad como un tubo de transmisión donde pasaba a través de el, la inspiración que provenía directamente de los dioses.

La naturaleza mas profunda de un dios griego era su cualidad de ser original, es decir ser origen, antes de el no existía nada, y encarnaba el resumen de algún rasgo esencial, como el amor, el poder, la guerra, el deseo, el placer, la justicia, el tiempo, etc, pero cada uno de ellos era “único” entendido como origen.

Cuado un griego experimentaba un suceso que expresaba estos valores, como por ejemplo una actitud heroica en la guerra, entendían que ese héroe había sido tocado, traspasado por  Ares el dios de la guerra, y lo que había producido en realidad era una copia del original, un reflejo del valor primero que representaba Ares.
En el arte ocurría exactamente lo mismo, la entendían como "aparición" de la expresión de un dios: la belleza, la justicia, el valor, la lealtad, etc.

Este punto es muy interesante por que la figura del artista no obedecía al sentido de “artista con aura propia” que se asignó al artista accidental desde la época del renacimiento, entendiendo al artista como genio único, (Leonardo Da Vinci como paradigma).

Para los griegos el artista, solo se diferenciaba del resto de los ciudadanos, por poseer el privilegio de ser atravesado por los dioses, de bailar a su compás (y como elemento añadido, lógicamente, tener el conocimiento y la técnica para poder interpretar la inspiración divina), una diferencia sustancial con la idea de artista de nuestra cultura, el “ego”, hoy característica del artista contemporáneo, simplemente para los griegos, el ego no existía.

Acogiéndonos a este pensamiento, el Ateo el Agnóstico, el Escéptico, el Nihilista si que tiene una oportunidad fascinante para poder descansar de su desgraciado destino, el que le impone por su propio esfuerzo y trabajo lograr metas y objetivos.

Estos es acceder a la segunda alternativa posible del agnóstico (Agnóstico, ateo, nihilista, escéptico evidentemente nos son conceptos iguales, pero los utilizo por que pertenecen a una misma familia en relación a lo que apuntan como significado e intento utilizarlos como sinónimos) que es la esperanza de la “casualidad”, por que la casualidad comparte la idea de original que entendían los griegos, es decir  el Agn,Ate,Nhi,Escp tiene la posibilidad de hacer que las cosas sencillamente aparezcan.

Luego está la pregunta y  ¿como diablos puedo hacer que las cosas simplemente sucedan?. La respuesta no la sé, pero se me ocurre que se puede echar mano de la naturaleza del Caos, cuyo componente esencial es la paradoja, la contradicción.

Y es una contradicción y paradoja, por que aspiraríamos a ser atravesado por un dios,

a los que el Ateo no cree.

Entonces ¿Cómo se cuece esto? ahora estaría diciendo que tendríamos que poner en marcha justamente la cualidad de los creyentes, es decir la “fe”.

La “fe” no solamente es una forma potente de creer, sino implica una certeza absoluta, sin fisuras, de ahí la tranquilidad y el equilibrio que proporciona a quienes la poseen.

Pero Agn,Ate,Nhi,Escp no cree en nada, por lo tanto en principio es imposible que acceda al poder de la “fe”.

Lo único que se me ocurre son dos posibilidades, encontrar ese dios no creíble dentro de nosotros mismos o sencillamente inventarte tu propio Dios.

No nos queda mas remedio que inventarnos un Dios para conseguir ser atravesado por el, acceder a la originalidad del “origen”, valga la redundancia y hacer que las cosas simplemente sucedan, aparezcan.


Roberto Lopez  Derpich 28-04-2014