Apuntes extraídos del libro
Filosofía de la
tension: realidad, silencio y claroscuro
de Ignacio Izuzquiza 2004
“es solo el silencio
el que construye cosas importantes”
En los pliegues del
sentido común descubrimos que bajo la apariencia de lo mas ordinario suele
encontrase también lo mas extraordinario
Sobre la sensibilidad
…la sensibilidad es el órgano del matiz, la levedad, la
transparencia; pero también lo es de la variación y de la inseguridad.
La sensibilidad se asemeja al deseo. Todo verdadero deseo es
intranquilo y tan abierto como lo es la sensibilidad. El deseo es una “tensión”
radical, un “intranquilidad sustancial, una irritabilidad constante que
acompaña a la mayoría de los procesos
creativos y está presente en gran parte de las situaciones vitales mas
intensas. El deseo muestra una paradoja constitutiva que se aplica también a la
“sensibilidad” nunca se sacia. Pues cuando el deseo es saciado, muere y queda
aniquilado como tal. Por eso, el deseo es siempre tensión. Es testimonio de esa
extraña satisfacción que tiene su fundamento en la “imperfección” y en la
“incompletud”. p.33
La irritabilidad propia de los seres vivos es, en realidad,
una forma de deseo…y en el ser humano, que por el hecho de poseer conciencia
aumenta su urgencia.
La sensibilidad posee una extrema fuerza que es capaz de
asentar certezas de difícil fundamentación.
El mas potente pensamiento es siempre un pensamiento originado
por la sensibilidad. Del mismo modo que las grandes obras de arte y las grandes
manifestaciones literarias son aquellas que dejan entrever la sensibilidad y
han logrado traducirlas adecuadamente en ideas, colores, palabras o sonidos.
p.35
Una mayor capacidad de sensibilidad hace mas exigente a
quien la posee. Como si la flexibilidad que la caracteriza no fuera mas que un
presupuesto para el rigor de selección que puede ejercer quien posea esa
sensibilidad. Este rasgo, que posee un interesante componente especulativo,
permite explicar por que quien posee una extrema sensibilidad se muestra
exigente y parece intolerante. Es éste un rasgo que no se debe confundir con la
pobreza perceptiva o con una escasez de estímulos. Pues esa exigencia dictada
por la sensibilidad dará lugar a la mas rica amplitud de selección y a la mayor
capacidad de percepción.
Cuanto mayor sea la sensibilidad que se posee, mayor será el
descontento con la realidad concreta y con los estímulos inmediatos. Lo diré de
un modo mas directo: quien posee una gran sensibilidad siempre estará
insatisfecho, siempre será crítico, siempre estará de mal humor. A pesar de que
se muestre en apariencia, como extremadamente tolerante, educado y siempre
dispuesto a recibir novedades. La sensibilidad es un filtro elástico que hace
muy exigente a quien la posee. p.36
La sutileza del tiempo
La sensibilidad posee un largo proceso de de formación,
semejante al de un proceso de sedimentación geológica. Del mismo modo que el
subsuelo terrestre encierra una
historia de victorias y derrotas. En suma, en una sucesión
de recuerdos, sentimientos y pasiones. En realidad, la sensibilidad siempre se
está formando. Tan sólo en algunas etapas de la vida puede aparecer completa.
Pero eso es solo apariencia: pues cuando la sensibilidad parece colmada es que
se encuentra dispuesta a sufrir una nueva transformación.
La sensibilidad suele imponer una tiranía eficaz a quienes
están dominado por ella.
No sabe de pausados análisis, no investiga cadenas causales,
no admite esperas pacientes a la hora de admitir o rechazar cuanto se le
ofrece. Muchas veces reniega de la urgencia de las reacciones que motiva y se
arrepiente de ellas. En no pocas ocasiones, vuelve sobre sus propios pasos, pretendiendo
admitir lo que en otros momentos ha rechazado. Sus aceptaciones o rechazos son
repentinos, fulgurantes; parecen huérfanos de causalidad inmediata. La
experiencia cotidiana ilustra bien este rasgo hay situaciones que desagradan
sin aparente razón, personas que resultan atractivas a primera vista, colores
que fascinan, sonidos amados. Sin saber bien por que. Y es que la sensibilidad
introduce un vertiginoso y frenético vaivén de aceptaciones y rechazos, de
afirmaciones y negaciones. Sin embargo, esto que parece ser una debilidad, tiene
su arraigo en la tiranía de la sensibilidad. Una tiranía que, en tanto, se
asemeja a la tiranía del “ser”. Pues, cuando se “es algo”, el ser se impone con
una sutil e inevitable tiranía. p.37
Sensibilidad es irritabilidad, capacidad de reacción. Posee
una compleja estructura, escapa a todo nombre que quiera aprisionarla y es
extremadamente activa. Tiene traducciones múltiples en la vida cotidiana. Es lo
mas animal y lo mas sublime. Es una explosiva combinación de racionalidad y
pasión, de teoría y sentimiento. Pensar la sensibilidad permite también pensar
cuanto de mas profundo y misterioso posee cuanto
“es”.
El Desierto p.38
El desierto ha sido
siempre temido como condena: es lugar de exilios y meta de ostracismo. Pero
también ha sido amado y buscado con ardor. Quien haya poseído esta experiencia, podrá entenderlo.
El desierto es luz abrasadora, silencio creador, fuente espejismos, monotonía
que crea infinitas variaciones, sequedad de muerte que es contexto de vida desbordante, contraste extremo, infinita
melodía de soledad y silencio. el desierto es ausencia y vaciedad esencial. Es
fuente de fascinantes paradojas. No es extraño que sea un ámbito propicio para
la creación de grandes culturas, relevantes pensamientos y radicales transformaciones,
El desierto parece ser una quietud que engendra la mayor inquietud. Pero ante
todo es un estado y un modo de ser.
El desierto parece ser un preámbulo de todo pensamiento que
se quiera radical…Puede ser una maldición, en ocasiones es un regalo. Es un
ámbito de negación que genera las mas
fecundas afirmaciones.
En el desierto se unen de modo fascinante necesidad y
libertad. Hay desiertos que se imponen como castigo: suponen una grave condena.
Pero, en ocasiones, el desierto es
objeto de deseo. Se desea entrar en el para gustar de la
vaciedad o la ausencia. Entonces la ausencia deja de ser una maldición para
convertirse en preciado descanso…
Vivir voluntariamente en el desierto es uno de los mas
verdaderos y trágicos actos de libertad (en
forma metafórica o literal según cada uno).
El desierto es un paisaje formado por soledades y luces,
abismos y límites. Todos ellos son rasgos que suelen entenderse en forma negativa. Sin embargo, una atenta
consideración de los mismos llega a dotarles de una extraña positividad..
El desierto es soledad, ausencia de compañía. Pero el
desierto es también el contexto necesario para pensar, en clave nueva, lo que
sea la soledad. En el se muestran los rasgos esenciales de lo que sea la
compañía, vivida como ausencia en el desierto. El desierto permite comprobar
como la verdadera compañía permite resistir la soledad y debe, en el fondo,
llevar a ella. es decir, dibuja un contenido positivo y siempre renovado de las
exigencias de la soledad.
Desierto y Luz p.40
El desierto es el reino de la luz pura. Pero esta luz parece
encontrar su verdad en el amanecer y en el ocaso, son sus momentos mas reales,
suponen el tránsito entre claridad u oscuridad. Es que la verdad del desierto
se sitúa en la añoranza del día con el crepúsculo y el deseo de la aurora que
ha dominado por la noche. Por eso el desierto no es solo el lugar de la luz
pura, es mas bien el espacio donde se da la transformación de la luz. Al ser
ámbito de la luz, deja entrever los mil matices que la luz es capaz de crear.
Cuanto posea matices (Y este es un rasgo
de la personalidad sensible) se asemejará a un desierto en el que la luz
crea sus propios matices, como ocurre con el “ser”.
Desierto y sonido p.40
El desierto se quiere guardián del silencio. Sin embargo
nunca hay ruidos tan refinados para quien sabe escuchar el silencio del
desierto. Este peculiar silencio se halla construido con sonidos que parecen
absorbidos en una armonía de silencios. En el desierto siempre triunfa el
silencio organizado en melodía de mil tonos. El desierto permite escuchar el
silencio. Es en el desierto donde puede entenderse que el silencio es todo
menos muerte: es la verdad del ruido
y del sonido. Y (ojo) un importante requisito para poder emplear el lenguaje.
Pues parece preciso hablar mucho y agotar las posibilidades del lenguaje para
llegar al silencio verdadero.
Desierto y vacio p.41
El desierto se iguala al vacío y a la ausencia mas radical. Tal
es una de las causas del terror que inspira. Sin embargo, en el desierto, el
vacío adquiere un carácter esencial, una personalidad propia, llena de miedos
de pasmos y espantos siempre asociados al vacío. Esta personalidad que el vacío
adquiere en el desierto es un requisito para considerar una nueva clave de toda
forma de plenitud. Si se posee un vacío sustantivo , ya no es posible pensar la
relación entre vacío y plenitud como una simple oposición (como conceptos contrarios): la plenitud debe volver a ser definida
en términos de vacío y siempre lo exige. Con ello comienza una nueva vida no
tanto para el vacío sino para la plenitud. La concepción de plenitud – lo
lleno- es modificada por la experiencia del desierto.
Desierto, privación y placer p.43
En el desierto, la privación, la austeridad, la renuncia,
adquieren un sentido nuevo. Son requisitos exigidos para alcanzar la
transformación necesaria para permitir vivir en el. El desierto obliga a
refinar el sentido de la austeridad (y no
dejarse tentar por la obligación de la abundancia, imposición extrema que
establece esta sociedad capitalista) y encontrar para ella un vocabulario
positivo, lleno de horizontes nuevos.
En el desierto el ascetismo-abandono del mundo y vivir en
soledad- no supone tanto la renuncia total- entendido como algo negativo y
lleno de privaciones (muchas veces que nosotros mismos nos la auto imponemos)-
sino como un desinterés e imposibilidad de aceptar o acceder a placeres
inferiores. Es decir, el desierto
enseña que el ascetismo no supone !!la negación del placer!!, sino que exige el
deseo de acceder a placeres superiores,
por lo tanto nos convertimos en espirantes hacia placeres cada vez mejores. Enseña
, a su ves, que este placer máximo exige la renuncia a ciertos placeres,
digamos (y esto es mío) cutres. Quien sabe encontrar placer en el desierto,
deberá ser necesariamente un asceta de los breves y pequeños placeres.
Desierto y Espejismos p.44
Tentaciones y espejismos son considerados como paliativas de la presión a que somete el
desierto. Son contrapuntos del desierto, son invitaciones a la huida ante la
tensión que el desierto exige. Reflejan ilusorias compañías, luces equívocas,
falsos silencios,
aparentes seguridades que quieren salvar del abismo. Las
tentaciones invitan a una negación de la austeridad, presentando placeres de
carácter inmediato que se ofrecen como mas fáciles de conseguir. Ofrecen
plenitudes falsas y placeres de imitación. Sin embargo, las tentaciones son
necesarias para que exista el desierto, esta es su verdad. Del mismo modo que
es necesario que existan delitos y pecados para que la virtud exista.
El desierto es ámbito de espejismos que llegan a trastocar
la sensibilidad. En el desierto, la sensibilidad es sometida a una presión
extrema. Un espejismo es una modulación de la realidad que convierte en real lo
que no tiene entidad alguna. Tal es el caso de los oasis imaginarios, de las
conversaciones soñadas o de las ilusorias compañías. Los espejismos no soportan
la ausencia: introducen lo lleno en lo vacío. Indican la extremada dificultad
de vivir la ausencia y representan su verdadero dolor. Pero, al hacerlo,
muestran el valor que supone mantener la ausencia que es siempre prólogo de las
verdaderas presencias.
Desierto y paroxismo
El desierto no ahorra nunca momentos de desánimo,
frustración, pérdida, agotamiento. Es siempre rico en riesgos y situaciones
límite. Las provoca, las crea continuamente. Es en esa situación límite donde
aparece la debilidad con toda su fuerza. Mejor dicho, los límites de la
debilidad. Pues una situación límite es, precisamente porque muestra la frontera
entre la debilidad y la fortaleza. El desierto muestra ese límite de forma
esencial.
Desierto y transformación (epílogo)p.45
La experiencia del desierto es una experiencia fundamental,
por que hace aparecer, en toda su
fuerza y en toda su tensión, la situación de debilidad y desamparo, Pero no
basta con advertirlo, pues el desierto realiza una transformación de esa
debilidad suprema. Convierte a la debilidad en extrema riqueza, De ahí que el
desierto sea un ámbito que permite la transformación de la debilidad de la
fuerza. Una fuerza que motiva la búsqueda de placeres superiores, que
transforma límites establecidos y va mas allá de ellos. Es una fuerza superior,
que desprecia pequeños poderes inferiores. El desierto es el ámbito de
formación de experiencias heroicas.
En el desierto. la vida triunfa sobre la muerte al precio de
las mas profundas conversiones. Desconfiemos de las conversiones que no hayan
surgido en el desierto: son comunes en todas las épocas y, por supuesto lo son
en la nuestra. Pero, el pasmo de una verdadera conversión participará siempre
del pasmo del desierto. De su carácter excepcional. En el desierto nuevos y extraños sentidos acompañarán a la
necesidad de sentir en clave renovada.
“EL DESIERTO ES UN ESPACIO DE AUSENCIAS
CARGADA DE PRESENCIAS”
Apuntes realizado por Roberto Lopez Derpich,
al que la vida lo transformó
en Beduino